Mundos paralelos

Algunos que se creen que todo el mundo es como ellos. Que no hay crisis, que nadie habla del paro, que vivimos en el mejor de los mundos. Sin embargo hay montones de personas que no tienen recursos ni para comer y necesitan de la solidaridad de todos.

Deberían ser las instituciones públicas quienes se encargaran de que nadie pasara hambre o no tuviera un lugar digno donde vivir, pero es evidente que no está entre las prioridades de los políticos que gestionan en el ayuntamiento, la Comunidad autónoma ni el estado.

El Banco de Alimentos de Salamanca es una de las organizaciones que trabaja para cubrir esa enorme brecha que genera la desatención de las instituciones.  Constantemente están organizando actividades para conseguir alimentos básicos para dar a quienes lo necesitan. Aquí puedes conocer más sobre sus actividades, apuntarte como voluntario/a e informarte sobre la exposición que llevarán a cabo durante el mes de junio.


En relación con lo anterior observo cada vez que hay unas elecciones, sean las que sean, algunos políticos -vuelta la burra al trigo- compiten en prometer bajadas de impuestos. Pero bajar los impuestos ¿cuánto y a quién? Si se reduce la recaudación por fuerza se reducirá la inversión pública que se necesita para tener sanidad o educación públicas de calidad, por no hablar de la ayuda a quienes más lo necesitan.

La forma que se les ocurre para reducir impuestos es regalar lo público a las empresas privadas o simplemente hacerlo desaparecer, como es el caso de la colaboración internacional o las ayudas solidarias. A cambio de pagar un poco menos en nuestros impuestos, pagamos por el uso de los servicios. La estrategia es derribar lo público, desprestigiarlo, hundirlo y poner lo privado como la salvación. Así están consiguiendo aumentar la brecha social en España hasta límites nunca vistos. Las reducciones de impuestos con esta finalidad favorecen a quienes más tienen.


Debe ser lo que decía al comienzo: algunos viven en mundos paralelos. Como ejemplo, hoy hemos sabido que el sueldo anual (el declarado) de Esperanza Aguirre es de 369.000 euros. Seguro que la mayoría de las personas que leen esto ganan "un poco" menos y trabajan mucho más. ¿Alguien se puede creer que le den esa cantidad de dinero sólo por "su capacidad de liderazgo, de generar entusiasmo y de transmitir confianza”?

En los últimos años han salido a la luz multitud de ejemplos de corruptos, ladrones, estafadores, gente que oculta sus ingresos en paraísos fiscales (imposibles de conseguir de forma honrada) para no pagar impuestos, políticos mentirosos que sólo pretenden forrarse, ellos, sus amigos, familiares y correligionarios, en lugar de trabajar para reducir las desigualdades. El domingo tenemos una oportunidad, aunque modesta, de empezar a cambiar la tendencia. Pongamos nuestro grano de arena para iniciar ese cambio.

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